ABUSO SEXUAL INFANTIL

EMOCIONES NAVIDEÑAS
diciembre 14, 2023
Show all

ABUSO SEXUAL INFANTIL

Artículo.- ABUSO SEXUAL INFANTIL

Revista : CELEBRA

Revista mensual del periódico Victoria de Durango

Edición: enero de 2024

Dra. Ma. Luisa Rivera García
Facebook: Dra. Ma. Luisa Rivera
Correo electrónico: marialuisarg0505@gmail.com

De todas las situaciones traumáticas que podemos vivir el abuso sexual es una de las más contundentes y si es vivido en la infancia es aún más devastador, tanto así que recientemente se aprobó la ley en la que un abuso sexual infantil no prescribe, esto es no importa cuánto tiempo después se denuncie a un abusador, este puede ser condenado por su participación en un delito de esta índole.

Desafortunadamente encontramos casos de abuso sexual infantil en todos los estratos sociales, en todo tipo de asociaciones o grupos (equipos deportivos, seminarios, escuelas, etc.) y lo aún más fuerte y en donde es más común, en el entorno familiar, dentro de la familia de origen e incluso entre miembros de la familia nuclear, lo que puede resultar devastador para la víctima. Cuando el abusador es un miembro del grupo con quien tengo un vínculo afectivo y además debía protegerme; el hermano mayor, el padre, o el abuelo, esto genera aún mayor desconcierto.

Y es que en principio lo que un abuso infantil genera es confusión, una gran confusión. El tema no es la erotización, aún antes de nuestro arribo, en los últimos meses de embarazo se han  detectado ultrasonidos en donde se puede observar una pequeña erección en el feto por nacer, el tema es el nivel de la carga libidinal y a lo que está se asocia. Entre menor sea la víctima, menor posibilidad de entender o de significar de una mejor manera todo lo experimentado, además al no entender es difícil pedir ayuda o buscar respaldo. Lo que generalmente deviene en aislamiento, desconfianza, sentimientos de angustia, en desestructura.

Como seres humanos tomamos diferentes caminos cuando traemos cargando el peso de un abuso sexual y el desconcierto que genera: “olvidamos” o bloqueamos la memoria consiente del evento, esto no funciona, ya que en lo profundo permanece y desde ahí lo más profundo, nos determina y va a estar luchando por salir, por expulsarse, entonces produce síntomas que se van a recrudecer en la adolescencia, período en el que empezamos a “entender” lo que sucedió (si no lo hemos hecho antes) a veces nos llenamos de acné o padecemos colitis angustiosa o sobre peso; otras veces ese intento de “bloquear” nos lleva a cerrarnos a ensimismarnos; otras bloquea procesos de aprendizaje, porque parte de nuestra energía se va en “bloquear” el evento, entonces ya no tenemos la misma fluidez para aprender. También va a afectar de una manera u otra nuestra forma de relacionarnos con la gente, de socializar. De igual manera nuestro  concepto interior de confianza va a estar marcado por “eso” que no recuerdo pero me determina. Crecer mandando constantemente mi energía para bloquear esa memoria genera angustia, la angustia de que voy a fallar, una parte de mí no quiere “ver” y otra parte quiere dejarlo salir. Otras veces minimizamos: “si me pasó pero no es importante”, un abuso sexual siempre importa, porque impacta en muchas áreas de nuestro ser. No siempre impacta igual, pero impacta, va a depender de la edad en que se vivió, de la edad del agresor y de la diferencia de edad entre uno y otro. No es lo mismo que el agresor sea mucho mayor que el agredido a que este sea alguien un poco mayor o de igual edad, porque la carga libidinal recibida es diferente. También influye el vínculo jerárquico del agresor, si este tiene alguna ascendencia sobre el pequeño, lo deja con menor posibilidad de respuesta.

Otra forma de “lidiar”  con algo tan intenso como un abuso sexual infantil es “me vale”, tampoco funciona nos lleva al cinismo que parece protegerpero me deja parado en un mal lugar, me pasa al lado de los “malos” me endurece y ese endurecimiento cuesta, aunque me quiera convencer a mí mismo que no. Y se va complicando más porque cada vez me va a costar más trabajo mantenerme en ese “vale madres”, cada vez voy a tener que destinar más energía y voy a ir generando más ideas, más pensamientos negativos hasta oscuros para sostenerme ahí. Una forma más, es lo contrario, querer convencerme y convencer a otros de que “yo soy buena”, esto me deja atrapada o atrapado tratando siempre de responder a cualquier circunstancia de la vida desde el lugar del bueno, lo que puede resultar muy agobiante por la imposibilidad que esto implica.

Entonces el abuso sexual vivido en la infancia, desestructura, nos pierde, dependiendo de las circunstancias ya que no es lo mismo si sucede en la calle o en tu casa. Tampoco es lo mismo si se da a través de la seducción o de la violencia, si es de uno a uno o en grupo; si pasó una vez o fue constante; si se da entre iguales o si el abusador tiene mayor rango jerárquico. Igual rompe algo interno por lo intenso y confuso que “remendamos” desde lo inconsciente y a veces no de la mejor manera.

Por qué ¡ojo! Ser abusado sexualmente te pone en un lugar de víctima, quedarte ahí no resuelve, te atrapa más. El lugar de víctima parece “bueno” la gente siente lastima te consiente, consigues cosas o privilegios, al menos en un principio, quedarte ahí es un lugar que atrapa en especial cuando se siente pena por sí mismo. Una víctima no puede defenderse directamente, entonces nos volvemos “dobles”, mentimos, exageramos,  manipulamos, nos volvemos duros, o nos fingimos “chiquitos” con esto perdemos integridad y la integridad es una fuerza interior muy poderosa para pararme frente al mundo.

Así pues desde lo inconsciente desarrollamos diferentes maneras de defensa frente al abuso, lo malo es que casi siempre estas restan fuerza y no integran.

Y si además, de abusado, he sido abusador, habrá que reconocer frente a mí mismo mi acto, como algo que sí hice en un momento en mi vida que no supe cómo resolver la carga erótica que había recibido  y la descargue de mala manera con la persona que no tocaba y en la circunstancia equivocada.

Entonces ¿cómo resolver, reconciliar, una experiencia tan compleja y que además subconscientemente ya “acomodé” tanto si fui víctima como si fui victimario o ambos? Empezar por ahí, por mirar honestamente, esto abre las puertas de salida y de reconciliación, reconocer ante mí  “si me pasó” no es justo, no lo merecía, pero sí pasó y de la injusticia tomar la fuerza del enojo de para hacer algo bueno con mi vida. Aún habrá mucho que trabajar, que reacomodar, que reestructurar pero ya estaremos en un buen lugar de partida.

Algo más, tratar de hacer todo este trabajo solos es correr riesgos innecesarios, en un momento histórico en donde ya contamos con muchas opciones serias de acompañamiento: hipnosis, biodescodificación, terapia sexual, psicoanálisis, terapia corporal, etc., tomar alguna o varias nos podrían llevar a reconciliarnos con una fuerte experiencia de shock para transformarla en una experiencia de crecimiento que nos permita arribar a una mayor plenitud de vida. Todo se puede reconciliar, no de cualquier manera, no sin reconocerlo, no sin trabajarlo, no sin aceptarlo.

Comparte con tus amigos...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *