Revista : CELEBRA
Edición: octubre de 2024
Dra. Ma. Luisa Rivera García
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Constelaciones familiares es un ejercicio terapéutico con el que se pueden trabajar los enredos vinculares que nos complican la vida y que en algunos casos los más persistentes provienen de lo que llamamos carga ancestral.
Somos los hijos, hijas, nietas o bisnietos de esos que no fueron a terapia, de esa generación que padeció sus dolores, sus vacíos o sus resentimientos en silencio. Cargamos las batallas que nuestros ancestros no pudieron o supieron resolver. Crecimos bajo la sombra de sueños rotos y heridas no sanadas. Nos fue transmitido el trauma, nos enseñaron a cargarlo pero no a sanarlo, esto se manifiesta en nuestro acontecer cotidiano de una u otra manera. Los temas no resueltos se transmiten de una generación a la siguiente hasta siete generaciones en línea. Sin embargo sanar el proceso no es lineal, el nieto no necesariamente toma la carga del abuelo, puede tomarla de un bisabuelo o del tátara abuelo o incluso del chozno.
Descubrir el origen de nuestros “atorones” eso que no me deja avanzar, eso que se repite y se repite, que no fluye, esa neurosis que no cede; que puedo encubrir con químicos y aún permanece; ese insomnio que no logró trascender; esa angustia compañera constante e indeseable que heredé de mi madre; ese negocio que no logro hacer prosperar; esa pareja que no llega o no se queda y me convierte en la última generación de madres solteras; esa enfermedad que no cede, porque sabemos que el cuerpo habla lo que no queremos ver, en fin! cualquier tema en el que no fluyo y me aflige, habría que constelarlo. Descubrir el origen nos permitirá romper el patrón. Ya hemos dicho que lo que no se sana se repite en mí y en futuras generaciones.
Somos la generación que ya va a terapia, que puede transformar el dolor, que puede y debe reconocer, liberar y reconciliar ese sufrimiento contenido, dar voz a lo escondido, a lo olvidado, a lo silenciado. Transformar la pena en comprensión, construir un futuro donde el dolor no se herede, donde no existan miedos encubiertos, en donde se viva no solo se sobreviva. Busquemos aceptar y honrar la experiencia de vida de nuestros padres y de nuestros ancestros y con esto en el corazón ir a una vida plena.
El bienestar emocional es un derecho de todos, a cada uno nos toca buscar el propio y con eso abrimos el paso, crearnos el camino para los que vienen ¡¡Un dos tres por mí y por todos mis compañeros!!