Artículo.- Lo que nos enamora
Revista : CELEBRA
Edición: AÑO 5/EDICIÓN 22/Octubre 2019
Revista mensual del periódico Victoria de Durango
Dra. Ma. Luisa Rivera García
Vamos a hablar de lo que nos enamora desde lo inconsciente porque si parto de lo consciente, puedo decir cualquier cosa.
Como cuando nos preguntan ¿Y que le ves? Contestamos lo primero que se nos viene a la mente; en tiempos de las abuelas podría ser que “Es un caballero” o en este tiempo “¡Es que tiene tan buena pompa!”.
Lo que nos enamora tiene que ver con el momento histórico en que estemos inscritos, y dije “en que estemos inscritos”, por que no siempre coincide con el momento histórico social en que vivo.
Si mi madre vive el amor desde la concepción romántica de los años 20´s y mi padre corresponde en el mismo tono o algo similar, lo más probable es que en alguna parte profunda de mi ser me sienta muy atraída (o) a quien tenga una o varias características que hagan eco con esa forma de amor. A veces vivimos una contradicción, desde el “disco duro” me atrae el amor del tono musical de los “panchos”, en este tiempo de reggaeton.
Los hombres y las mujeres nos “enamoramos” diferente. Tendemos a hablar del amor como si fuera atemporal e idéntico para todos. Nada más lejos de realidad. Algunas cosas hacen “eco” en nosotros, pero es solo un “eco”.
Cuando decimos con toda la honestidad “te amo” y me contestan “yo también”, el vuelco al corazón, da ilusión de compartir… pero no siempre es tan sencillo. Al tiempo podríamos darnos cuenta que tal vez sí me ame, pero lo que para el “otro” es amor, no tiene mucho que ver con lo que para mí lo sea.
Otro factor que influye en mi manera de amar es la edad… y sí, enamorarte a la edad que sea, refresca, alegra, energiza, pero nunca será igual el amor a los 15, que a los 40 ó a los 60. La información, las experiencias, el momento que estemos viviendo van a transformar mi acercamiento al amor y por tanto a las personas que puedan ser motivo de mi amor.
Igualmente influyen las “cargas ancestrales”; si vengo de un linaje de mujeres solas, viudas, madres, solteras o divorciadas, esto es, si mi madre, abuela, bisabuela, etc. han vivido amores con hombres inestables, es muy probable que a mí no me atraigan los hombres estables y no lo voy a ver. Posiblemente mi formulación sea del tono de “Es que ya no hay buenos hombres en Durango”, o “todos son unos patanes” o “ya sabes, lo único que quieren y luego se van”, sin notar que eres tu a quien no le atraen los hombres estables, (insisto, desde lo inconsciente).
En resumen, nos enamoran un conjunto de situaciones que tienen que ver con lo que no sé de mí, lo inconsciente en mí, por lo que enamorarme se convierte en el mejor lugar para saber de mí. Si mi corazón late, si alguien me atrae tanto como para sentir las famosas “mariposas en el estómago” hay que checarme, hasta donde me sea posible, analizar qué es “eso” que me atrae tanto de esa persona y no de cualquier otra.
Y tiene que ver con él (ella), pero, sobre todo, conmigo mismo (a).
Recordemos: el hombre “perfecto” ya está tomado por la “mujer ideal”, pero aún existe el hombre perfecto para mí, o la mujer ideal para mí.