Revista : CELEBRA
Edición: septiembre, 2024
Dra. Ma. Luisa Rivera García
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En el artículo anterior (Infidelidad parte I, Revista Celebra, agosto 2024) hablamos de como en este tiempo ya no es tan fácil definir lo que es infidelidad. Lo que sigue siendo una constante es que será doloroso y lo toxico estará en relación a la forma en que lo tramitemos.
En otros países por ejemplo el vecino al norte, la legislación es muy clara en caso de una infidelidad el divorcio es inminente y todos los bienes se dividirán entre dos equitativamente, el cónyuge infiel deberá además cubrir una pensión que le permita al otro sostener el nivel de vida que llevaban en pareja. Esto es contundente, explicito e inmediato, lo que fortalece la prohibición, es lo contundente de la consecuencia.
En nuestro país la legislación establece, igualmente, que en un divorcio, la esposa deberá recibir una pensión que le permita mantener, el mismo nivel de vida que sostuvo durante el matrimonio y por los años que duró el mismo. Esto es si vivimos juntos por diez años, la pensión después del divorcio deberá cubrirse por diez años más, a menos que contraigan nuevas nupcias esto no prescribe, tampoco importa si se tuvieron hijos o no, esto es lo que corresponde al cónyuge. En el caso de hijos menores de edad o que no hubieran concluido sus estudios, corresponde una pensión que cubra sus gastos independiente de la de la pareja. Lo mismo aplica en un concubinato de más de dos años. (Fuente: Lic. Ana Kudisch, Maestra en Derecho Familiar)
Bueno, es lo que la ley marca, de eso a que se cumpla corre mucha agua, para mí esto da pie a que en nuestro país sea mucho más difícil separarse de una persona infiel. Obvio hay otros factores de los que voy a hablar enseguida, pero aunque suene poco romántico una infidelidad y la consecuente separación será mucho más fluida si el nivel de vida en términos económicos no se afecta.
Aquí estoy dando un “salto mortal” de infidelidad pasé a divorcio en automático y a divorcio “fluido”.
Y no! entre nosotros difícilmente es así, solo estoy proponiendo que si la legislación realmente fuera expedita y el divorcio no implica una pérdida de calidad de vida, se podría resolver de mejor manera el conflicto aún antes de entrar en toxicidades y se pensaría un poco más antes de ser infiel.
Dicho en otras palabras, el “amarre” económico nos ha mantenido ancestralmente como pareja “estable” obligada y esto constituye, desde mi punto de vista, el primer eslabón para la construcción de la “toxicidad” en la pareja.
También están las lealtades ancestrales pensarte como la primera en tu linaje que se divorcia o separa, pesa y pesa mucho.
Obviamente se juega nuestro concepto de amor, muchas veces al no tener consciente lo que entiendo por amor o lo que “aprendí” que es amor, esté me amarrará a una relación insatisfactoria que tal vez por eso mismo me sea difícil dejar. Amar nunca debería ser “permitir”, ser lastimados o humillados pero a veces, en lo inconsciente, lo codificamos en sentido contrario.
Sea lo que sea lo que me mantenga “obligado” a quedarme en una relación de pareja, está ya se comprometió. Sentirse atrapado (a) enferma y esa enfermedad brotará de mala manera contaminando aún el escenario mejor construido. La mayoría de las veces una infidelidad es solo la expresión de algo que ya no funcionaba para alguno de los dos. No resolverla, no tramitarla, ignorarla no tiene buen pronóstico.
La traición de una infidelidad indiscutiblemente dolerá, a cada uno de maneras o lugares diferentes. Saberla tramitar podría llevar a una mejor relación no necesariamente a un divorcio. No trabajarla, no hablarla o aún lanzarse a un divorcio “fast track” complicará mucho y casi seguro enfermará aún más la relación.
Analizar lo que podría estar pasando en una relación, buscar el bienestar común y de ser necesario acudir a un profesionista que nos permita la reconciliación debería ser el primer paso ×todo se puede resolver excepto el desamor× Tampoco es recomendable dejarlo pasar o mantener las continuas discusiones, buscar apoyo cuando tenemos años lastimándonos a veces ya no se alcanza para sanar porque ya se ha lastimado mucho más de lo que fue la herida inicial.