Artículo.- ¿Cuando es el mejor momento para casarse?

Revista : CELEBRA

Edición: AÑO 4/EDICIÓN 10/octubre 2018

Revista mensual del periódico Victoria de Durango

Dra. Ma. Luisa Rivera García

Nik Wolfinger, de la Universidad de Utha, E.U.A, establece como la edad ideal entre los 28 y 32 años. Estas investigaciones establecen que de casarse antes de esta edad o después habrá mayor riesgo de tener divorcio. Según sus estudios, postergar la decisión no garantiza un matrimonio estable y longevo, ya que si una persona aplaza demasiado este momento posiblemente sea una persona muy selectiva y exigente, por lo que eventualmente será poco flexible o un tanto individualista lo que le hará pesado mantenerse en el matrimonio. Y de hacerlo a menor edad será difícil tener la madurez necesaria para enfrentar los retos que el matrimonio conlleva por lo que aumenta la posibilidad del divorcio temprano.

Para los estudiosos de la Universidad de Pensilvania, lo ideal sería no antes de los 23 y las razones por las que lo establecen así, son parecidas a lo que dicen en Utha: antes de los 23 aún no se está preparado para el compromiso y mucho más allá de los 30 costará trabajo adaptarse a la vida en pareja.

Si revisamos nuestra propia estadística, en México nos casamos, según cifras de INEGI, a los 29 años los varones y a los 26 las mujeres. Dentro de la media recomendada.

Brian Christian, que escribe “Algoritmos para vivir: la teoría informática de las decisiones humanas”, llegó a la conclusión de que la mejor edad para casarse es a los 26 años, Él se basa en una fórmula matemática, al contrario de las tesis anteriores que se basan en estadísticas.

Como vemos no hay gran diferencia entre lo recomendado, las cifras van entre la segunda mitad de sus veintes y la primera de sus treinta.

Más allá de la edad será importante contar con alguna posibilidad de generar recursos de manera estable. Esta idea de que contigo “pan y cebolla” ,vale si me es conocido el pan y la cebolla, de lo contrario se generarán situaciones conflictivas importantes.

Desde luego un poco de sensatez, compromiso, flexibilidad, el saber hacernos responsables de nuestras propias decisiones y saber que vamos a compartir un proyecto de vida, con una persona diferente a mí, con una historia propia y propias formas de enfrentarla.

Desde luego nada es determinante en este mundo, las recomendaciones no siempre se podrán escuchar ni serán válidas para todos los casos. Lo que no puede faltar es el amor, ese sentimiento que hace posible lo imposible y fácil lo difícil. Sin el cual ninguna recomendación o edad servirá, por que paradójicamente un matrimonio puede perdurar sin amor, pero será árido o insípido mantenerse en él.