Artículo.- CRIANZA
Revista : CELEBRA
Revista mensual del periódico Victoria de Durango
Edición: enero de 2022
Dra. Ma. Luisa Rivera García
Facebook: Dra. Ma. Luisa Rivera
Correo electrónico: marialuisarg0505@gmail.com
Me han pedido que escriba sobre la crianza de los hijos y cómo hacerlo sin repetir viejos patrones… no sé si entiendo bien, pero desde lo que alcanzo a ver la cuestión es criar desde ellos.
Desde luego que el primer nivel es cubrir de la mejor manera posible todo lo relativo a su desarrollo físico, aquí sí aplica eso de “primero es comer que ser cristiano” sólo que ahora sabemos que, además, hay que cuidar su desarrollo emocional, hace 50, 60 años el tema ni existía. Los padres no se preocupaban por el efecto que sus acciones o inacciones podrían tener en la vida de sus hijos, en su manera de “pararse” frente la vida.
Ahora sabemos que cada hijo tiene su propia “esencia”, su propia personalidad, su propio temperamento y que esto no lo podemos cambiar, pero sí atemperar; que la influencia del medio, pero particularmente de la madre, el padre y familiares con quienes tenga un vínculo cercano serán determinantes en su “integración” a su circunstancia de vida.
Sabemos que es importante desarrollar en ellos resiliencia (capacidad para crecer con la dificultad) y confianza básica, cuando les hacemos sentir que estamos ahí para ellos, que atendemos sus demandas esenciales constantemente, ellos introyectan que el mundo es un buen lugar en donde son escuchados (no mimados) y se desarrolla esa confianza, que les permite al futuro, frente a los avatares de la vida que les traiga, su primer pensamiento sea “tiene solución”.
Igualmente sabemos, aunque sea de manera empírica, que darles todo, complacer todas sus demandas, no los hace más fuertes, ni más seguros. Y que ponernos a “su servicio” no es lo mismo que ver por ellos. Que necesitan amor, pero amor maduro o sea un amor que parta de mirarlos a ellos, qué necesita el niño, no que quiero darle desde mí… ni siquiera desde mi amor. Algunas veces es tanto mi amor que termino por ahogarlos. Los convertimos en “pequeños tiranos” a los que les será muy difícil salir de su territorio, de su “reinado”.
El tema central es pues, mirarlos. Reconocer en cada hijo, quien es, cuál es su esencia profunda y desde ahí mirar al futuro en su contexto de vida. ¿Qué le espera a este ser en este medio en el que va a crecer? Y a partir de ahí ir influyendo, ir moldeando para que sea más ligero su andar, más fluido su caminar. Sin pasar por encima de él. Sin imponer cánones o expectativas propias, apoyar para que conozca y desarrolle sus propias aptitudes y atempere sus dificultades.
Al hijo tímido, impulsarlo, al atrevido mostrarle los riesgos, al colérico canalizar su impulso. Mirarlos desde el amor, sin condescendencias, ni expectativas propias. Con respeto a su propio ser.